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jumpingOcurre como con «adiós«, sólo que en este último caso resulta indudable su origen religioso: «a Dios», elipsis de «a Dios te encomiendo, a Dios pido que te guarde…

Tanto si su origen resulta relacionado con la religión como con el respeto, constituya o no un plural expresivo de intensidad (no de cantidad, más aquí), se trataría de una elipsis, omisión de palabras («buenos días te dé Dios; buenos días te deseo…») por no resultar necesarias para la comprensión del mensaje.

«La expresión BUENOS DÍAS, que se emplea como salutación familiar durante la mañana, se puede utilizar en plural y también en singular (BUEN DÍA). En España es más corriente el uso en plural, y el uso en singular prolifera en determinadas zonas del español de América, en concreto en países como Argentina (su caso) o Chile. En el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA), de la Real Academia Española, figuran asimismo ejemplos de BUEN DÍA usados por autores pertenecientes a países como México, Colombia o Venezuela.

Algunos autores han explicado la utilización del plural en las palabras con que se construyen las fórmulas de los saludos en español (buenos días, buenas tardes, buenas noches) por analogía con la expresión también en plural de las horas canónicas (maitines, laudes, vísperas). También se ha relacionado con un «plural de respeto» o distanciamiento presente también en otras fórmulas usadas en las relaciones personales como pueden ser saludos a tu madre, dale recuerdos míos, ¡albricias!, ¡muchas gracias!…» [Departamento de Español al día RAE]

El asunto nor permite aflorar nuestro componente costumbrista e incluso irracional. ¡ También nuestras raíces cristianas ! Es atávico, inconsciente; para muchos, no querido, incluso ingrato. El caso es que es, velis nolis. 

No queda sino rendirse a la evidencia, construir sobre ella y, en lo pertinente, evolucionar. Otra cosa, cortar por lo sano con lo que somos, además de irreal resultaría insensato. Pues «nemo patriam quia magna est amat, sed quia sua» (nadie ama a su patria porque ella sea grande, sino porque es suya).

Así, por extraño que pueda resultar, detrás de todo paradigma revolucionario subyace continuismo, generalmente de hábitos. En el caso francés, del aparato burocrático -ahora, pretendidamente, al servicio de un nuevo «amo», el pueblo-. Y en el ruso, afirman algunos, de la esclavitud.

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¡ Buenos días !

 

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