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«La libertad no consiste en tener un buen amo, sino en no tenerlo», decía Cicerón. Ser libre puede resultar incómodo, ¿excesivamente penoso? Hay que piensa que la naturaleza humana no es libre sino servil; que la libertad política no es sino una fábula imaginada por los gobernantes para adormecer a sus gobernados («bien analysée, la pensée politique est une fable convenue, imaginée par les gouvernants pour endormir les gouvernés» -Napoléon-).  

 

 

Una mañana, cuando nuestro nuevo profesor de “Introducción al Derecho” entró en la clase, lo primero que hizo fue preguntarle el nombre a un alumno que estaba sentado en la primera fila.

 

P- ¿Cómo te llamas?
A- Me llamo Juan
P- ¡Vete de mi clase y no quiero que vuelvas nunca más!

 

Juan estaba desconcertado, cuando se levantó torpemente, recogió sus cosas y salió de clase.
Todos estábamos asustados e indignados, pero nadie dijo nada.

 

P- Esta bien, ahora sí. ¿Para qué sirven las leyes? (preguntó de nuevo el profesor)
Seguíamos asustados, pero poco a poco comenzamos a responder su pregunta
AA- Para que haya una orden en la sociedad
P- ¡No! (contestaba el profesor)
AA- Para cumplirlas
P- No
AA- Para que la gente mala pague sus actos
P- ¡No! ¿Pero es que nadie sabe responder a esta pregunta?
AA- Para que haya justicia… (dijo tímidamente una chica)
P- ¡Por fin! Eso es…para que haya justicia. ¿Y ahora para que vale la justicia?

 

Todos empezábamos a estar molestos, por esa actitud tan grosera. Sin embargo, seguíamos respondiendo:

 

AA- Para salvaguardar los derechos humanos
P- Bien, ¿qué más?
AA- Para discernir entre lo que está bien y está mal
P- ¡Seguid!
AA- Para premiar a quien hace el bien
P- Ok, no está mal, pero…
P- Respondan a esta pregunta. ¿Actué correctamente al expulsar de la clase a Juan?…

 

Todos nos quedamos callados, nadie respondía.

 

P- Quiero una respuesta decidida y unánime
AA- ¡NO! (Dijimos todos a la vez)
P- ¿Podría decirse que cometí una injusticia?
AA- ¡SÍ! (respondimos todos con rabia)
P- ¿Por qué entonces nadie hizo nada al respecto?
P- ¿Para qué queremos leyes y reglas, si no disponemos de la valentía para llevarlas a la práctica?
P- Cada uno de ustedes tiene la obligación de actuar cuando ve una injusticia
P- ¡Todos! ¡No vuelvan a quedarse callados, nunca más!
P- ¡Vete a buscar a Juan! (me dijo mirándome fijamente)

 

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