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Al fondo, la Peña de los Enamorados
Al fondo, Peña de los Enamorados, ANTEQUERA

 

Era por aquel entonces Antequera límite fronterizo de la España cristiana con la morisca. Un joven cristiano, cae prisionero en una localidad próxima. Tras un fugaz cruce de miradas al tiempo de su ingreso en calabozo, perdidamente enamorados por arte de Cupido, la hija del mandatario moro de la localidad y el joven, sabedores de que no habrá forma humana de legalizar su amor, deciden fugarse.

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El padre de la enamorada sale al frente de sus tropas en su persecución. A punto de ser alcanzados, viendo que no podrán llegar a Antequera, la joven pareja sube a un peñón situado a muy poca distancia de la ciudad. Ya en todo lo alto, los arqueros del padre moro apuntan a los jóvenes. Ambos se miran, se cogen de la mano, y se colocan al filo de la cima. No tienen escapatoria: rendirse, ser capturados y separados, o… Sus manos entrelazadas, se miran una última vez, fijamente. Abrazados, saltan al vacío.

 

 

 

El Sitio de los Dólmenes de Antequera ya es Patrimonio Mundial

 

  • La Unesco incorpora las construcciones malagueñas de 6.000 años de antigüedad a su prestigiosa lista

 

Margot Molina | Madrid, 

 
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Hace más de 6.000 años que están ahí, controlando cuanto ocurre a su alrededor. Han vivido buenos tiempos, como cuando sus constructores los crearon orientados a los dos grandes hitos de su mundo: la Peña de los Enamorados y la Sierra el Toral, y otros de un completo olvido, como el que llegó a convertir a Menga en un aprisco de cabras a principios del siglo XIX. Pero, sin duda, uno de los grandes momentos de los dólmenes de Antequera se ha producido hoy, viernes, en Estambul, cuando el comité de la Unesco ha aceptado su ingreso en el selecto club de los bienes catalogados Patrimonio Mundial.

El Sitio de los Dólmenes de Antequera, ubicado en la provincia de Málaga, en el corazón geográfico de Andalucía, se suma a los 1.031 bienes culturales y naturales de 153 países que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) protege en todo el planeta. En su 40ª reunión, que se celebra desde el pasado 10 de julio hasta el día 20 en la capital de Turquía, el Comité del Patrimonio Mundial tiene previsto incorporar 29 nuevos sitios a su lista y revisar otros 48 que ya han sido declarados pero que por sus malas prácticas están en peligro de perder el título de Patrimonio Mundial. Los dólmenes de Menga y Viera, el tholos de El Romeral y los dos grandes hitos hacia los que están orientados, la Peña de los Enamorados con su perfil antropomórfico y el macizo kárstico de la Sierra de El Torcal, constituyen la única propuesta que ha llevado a este comité el Gobierno español. Hay otra candidatura en territorio peninsular que también ya es patrimonio mundial: las cuevas de Neandertales de Gibraltar, que presenta Reino Unido.

En Estambul está previsto también una propuesta conjunta de siete países por la que se declaran Patrimonio Mundial 25 edificios de Le Corbusier, uno de los padres de la arquitectura moderna, que visitó Menga en la década de los cincuenta y dejó escrito en el libro de visitas una dedicatoria que decía: “A mis ancestros”. Menga, construido en el 4.700 antes de Cristo, es el más monumental y conocido del complejo arqueológico. “Es una obra de referencia en la arquitectura adintelada de la prehistoria europea, no solo por sus grandes dimensiones, sino también por sus pilares interiores. La catalogación de los dólmenes de Antequera es muy importante porque es el primer conjunto megalítico de la Europa continental que se declara Patrimonio Mundial. Los otros cuatro que ya han sido catalogados se encuentran en islas: Malta, Reino Unido e Irlanda”, explica Bartolomé Ruiz, director del Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera, institución que depende de la Junta de Andalucía, desde Estambul.

Menga, de cuya existencia ya hay noticias en el siglo XVI y que, a mediados del XIX, el arquitecto malagueño Rafael Mitjana y Ardison lo define como templo druida, despertó la curiosidad del rey Alfonso XII, quien promovió su compra y facilitó, posteriormente en 1886, su declaración como monumento nacional. El dolmen fue así uno de los primeros que contó con esta protección en España.

La entrada del Sitio de los Dólmenes de Antequera en el club de la Unesco tiene, como todo el que pretende formar parte de una asociación, condiciones. Antes de dar el visto bueno, la Unesco envió a la arqueóloga Margaret Gowen, designada por Icomos —el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios— para evaluar al conjunto arqueológico.

“Margaret Gowen constató el Valor Universal Excepcional (VUE) de los dólmenes pero advirtió de dos problemas que tendrían que corregirse. Ella llamó la atención sobre la repercusión visual del polígono industrial y el parque empresarial de Antequera que se interponen entre Menga, Viera y la Peña; así como sobre el excesivo impacto del museo proyectado para el conjunto con 14 metros de altura”, comenta el director del espacio, que ha liderado la carrera hacia la Unesco y es también arqueólogo.

“El Ayuntamiento de Antequera se ha comprometido a descalificar 115 hectáreas de suelo industrial que recuperarían su calificación anterior de suelo agrícola para que no se siga construyendo en la zona, además de reforestar toda el área. Y, por otra parte, la Junta ha revisado el proyecto del museo y lo rebajará hasta una altura de cuatro metros, sótano más planta baja, además de dotarlo de una cubierta vegetal para que se mimetice con el paisaje”, añade Bartolomé Ruiz. Tras la propuesta de las Administraciones, Icomos dio un informe favorable y anunció que sus inspectores volverán en 2019 para comprobar que se están desarrollando las intervenciones acordadas.

 

Fuente: elpais.com

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