Su abogado justifica el concurso para paralizar los embargos contra sus bienes y dice que lo retirará si hay condena contra los imputados por el desfalco
El notario asegura que tiene patrimonio suficiente, pero carece de liquidez para pagar sus deudas
«Nos hemos venido abajo. No tengo nada que ocultar, porque acogiéndome al concurso le expongo al juez todo lo que ha pasado y lo que pasará en mi notaría». El notario Ángel Torres compareció ayer en su despacho de la plaza del Seis de Agosto junto a su abogado, Marcelino Abraira, para explicar los motivos que le han llevado a presentar el primer concurso de acreedores de Asturias dentro de una profesión de las consideradas hasta ahora económicamente más boyantes.
El fedatario público, que lleva 35 años de ejercicio en Gijón, puso de relieve que el suyo es un concurso voluntario. Esto es, que no lo no ha solicitado ningún acreedor. Un matiz importante porque si no hubiera tomado la iniciativa -expuso- su comportamiento podría haber sido considerado por un tribunal como doloso. Justificó su decisión como una salida para evitar los embargos de las cuentas de sus clientes y también para mantener los puestos de trabajo de su empresa, de la que dependen en este momento 15 familias.
Remarcó que el sometimiento de la notaría a la Ley Concursal no afectará a sus clientes, «porque sus cuentas van a estar doblemente salvaguardadas: por mí y por el juez ». Además, insistió en que tiene patrimonio personal suficiente para responder de todas sus deudas, si bien carece de liquidez para hacer frente a sus obligaciones con Hacienda, la Seguridad Social y algunas entidades financieras que le han bloqueado la posibilidad de refinanciar lo que debe, por lo que ha decidido poner a la venta su colección de arte, considerada una de las colecciones privadas más importantes de la ciudad.
Torres aseguró que a raíz del desfalco del que fue víctima, por el que están imputados dos exempleados de su despacho y que se destapó a principios de 2008, «he aguantado todo lo que he podido» con recursos propios hasta que ha visto cómo le embargaban todos sus bienes. «Hacienda me ha liquidado como si hubiera ganado todo lo que me apropiaron indebidamente», indicó, en referencia a los más de 600.000 euros que presuntamente ambos exempleados le sustrajeron de la caja de su oficina notarial.
Un 65% menos de ingresos
Al problema sobrevenido del desfalco, Torres sumó las dificultades que ha supuesto para el cuerpo notarial -al que pertenece desde el año 2000, en virtud del decreto gubernamental que integró en ese cuerpo a los corredores de comercio- la crisis económica y, sobre todo, el parón inmobiliario. En el caso concreto de su notaría, cifró la caída de ingresos en un 65% desde 2007 por el fuerte descenso de la compraventa de pisos e hipotecas.
Avanzó que en cuanto el Juzgado de lo Mercantil número 3 admita a trámite su solicitud y declare la notaría concursada, un administrador concursal nombrado por el juez se encargará de supervisar y autorizar todas las operaciones, circunstancia que no afectará al funcionamiento normal de la notaría.
El notario hizo gala de las amistades que tiene en un momento personal y profesional delicado. «He recibido cantidad de apoyos de empresarios, particulares y entidades financieras, alguno de los cuales me han prometido que me van a mandar más operaciones para tratar de salir del bache», señaló.
El abogado de Ángel Torres, Marcelino Abraira, explicó que el concurso de acreedores de la notaría gijonesa fue presentado el 24 de noviembre, que el juez aún no lo ha admitido a trámite, porque ha pedido información adicional, aunque hay un 99% de posiblidades de que lo declare. «La decisión ha sido muy meditada y el objetivo es que la empresa siga funcionando y que todos los empleados y clientes cuenten con más garantías», afirmó el letrado, que diferenció el concurso de la situación de quiebra. «Un notario no puede cerrar su despacho, por su condición de fedatario, de funcionario público», expuso.
Abraira adelantó que la declaración concursal paralizará todas las ejecuciones de embargos que pesan actualmente sobre el notario, cuya situación achacó en buena medida a la «intransigencia» de algunos organismos públicos. Además, aseguró que su cliente podría llegar a un acuerdo con los acreedores y retirar el concurso en el momento que haya condena en firme contra los dos imputados por el desfalco de la notaría, para los que pide ocho años de prisión y una indemnización compensatoria de 1,2 millones de euros. Según explicó, la notaría tiene un seguro de infidelidad de empleados en virtud del cual si existe fallo condenatorio, aunque los exempleados se declaren insolventes, la compañía aseguradora tendrá que indemnizar a Torres con la suma que fije la sala. Y en cuanto entrase ese dinero en caja, Abraira confía en que Torres podría ya enderezar el rumbo.
El notario ha puesto a la venta la colección de arte que decora las paredes de su despacho y que a día de hoy lo convierten en una especie de museo. Se trata de más de 350 cuadros entre los que hay litografías de Dalí y obras, entre otros, de Benjamín Palencia y Vázquez Díaz.

Fuente: ELCOMERCIO.ES

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