29/05/2020
Las restricciones de movimiento derivadas del estado de alarma han supuesto un parón importante del sector inmobiliario. Según los datos de los notarios, en marzo, con el inicio del confinamiento, las compraventas de viviendas y la firma de hipotecas sufrieron la mayor caída desde 2013. Y el mercado tiene asumido que los descensos irán a más en los próximos meses.
Con estas cifras sobre la mesa, está cogiendo impulso la figura del apoderado, que permite que otra persona distinta al comprador y vendedor de un inmueble pueda firmar una operación en su nombre con todas las garantías legales y jurídicas. Al menos, eso asegura el Grupo BC, una empresa especializada en ofrecer servicios bancarios e inmobiliarios, que explica a idealista/news que está cerrando muchas transacciones en nombre de particulares y, sobre todo, profesionales.
“La firma como apoderados va orientada a evitar los desplazamientos y sustituir a los directores o personal de entidades bancarias, fondos de inversión, socimis o inmobiliarias para operaciones relacionadas con todo tipo de inmuebles. Actuamos también como apoderados de los particulares, y normalmente son extranjeros que compran viviendas en las principales zonas turísticas de España”, sostienen desde el grupo.
A pesar de que la figura del apoderado no es nueva para los operadores profesionales, lo cierto es que su uso hasta ahora ha sido residual en las transacciones entre particulares, aunque la compañía detecta un repunte durante la cuarentena y prevé un crecimiento a partir de ahora. “En la época poscovid-19 es posible que veamos una evolución hacia el otorgamiento de poderes de los particulares para sus transacciones, sobre todo en el marco de las compraventas».
Ahora bien, para que un apoderado pueda cerrar una operación en nombre de una persona o empresa es necesario que cuente con un poder notarial, que puede ser otorgado en España o bien en el extranjero, con un coste muy reducido (el mínimo para una operación inmobiliaria serían 30 euros, a los que se tendría que añadir el coste de otras variables como el número de copias, el posible desplazamiento del notario o que se solicite un poder con validez en el extranjero).
En este sentido, Enrique Montoliu, notario de Castellón, explica que “los poderes notariales no son ninguna novedad, pero en estos momentos son especialmente útiles y por eso seguramente se ha incrementado su otorgamiento. De hecho, así ha ocurrido en mi notaría, aunque aún no tenemos datos nacionales estadísticos al respecto».
Y añade que «con la promulgación del estado de alarma la población se vio afectada por las restricciones a la movilidad por todo el territorio, y sigue, como es sabido, estándolo en diferente grado, según la «fase» en la que se encuentre la localidad donde reside. Dentro de este contexto los poderes notariales se han revelado, una vez más, como instrumentos idóneos para agilizar la actividad social y económica«.
Desde el Consejo General del Notariado aseguran que “un poder es un documento público autorizado por un notario que permite a una persona o empresa designar a otra como su representante para que actúe en su nombre en determinados actos jurídicos, de modo que el representante deberá acreditar su cualidad de apoderado mediante la exhibición de la copia autorizada del poder”.
Y añaden que “los poderes notariales españoles tienen reconocimiento internacional. La denominada Apostilla de la Haya permite que se reconozca la eficacia jurídica de un poder entre países firmantes del Convenio de la Haya (en la actualidad, muy pocos países no se han adherido a este tratado). La apostilla consiste en una anotación sobre el documento público notarial que certifica la autenticidad de los documentos públicos expedidos en otro país”.
Montoliu, por su parte, sostiene que el proceso para conceder un poder notarial es muy sencillo. «Basta con que la persona interesada (el apoderdante), solicite sus servicios al notario que prefiera (hay casi 3.000, distribuidos por toda la geografía) y otorgue ante él un poder para que alguien firme en su nombre (el apoderado). Los poderes pueden hacerse a medida y limitarse para que solo sirvan para un acto concreto. El notario del apoderdante remite electrónicamente copia de dicho poder a otro notario. El notario que recibe la copia electrónica del poder la traslada a papel y la entrega al apoderado para que lo utilice, en muchas ocasiones, en ese mismo momento. De esta forma la operación puede llevarse a cabo», aclara.
Soluciones digitales para profesionales
Otra de las claves a la hora de cerrar operaciones inmobiliarias es la digitalización de los procesos. Así como las inmobiliarias han utilizado durante el confinamiento diferentes herramientas online para que los particulares puedan visitar a los inmuebles sin salir de casa o realizar reservas, también han llegado al mercado soluciones destinadas a los profesionales del sector inmobiliario (bancos, socimis, constructoras, promotoras, inmobiliarias y ‘servicers’) que permiten realizar operativas que tradicionalmente sólo se han podido realizar de forma presencial y otras que han surgido por la expansión del coronavirus.
Por ejemplo, Grupo BC ha lanzado una SDoc, que incluye un servicio de firma de moratorias hipotecarias (para gestionar la solicitud, la declaración responsable o el contrato coordinando su firma digital y notificación), la gestión de pólizas de crédito, la supervisión de los préstamos hipotecarios (el cliente puede supervisar y firmar la documentación precontractual de manera totalmente online, evitando desplazamientos innecesarios a las oficinas de las entidades financieras) o el intercambio de documentación (sin necesidad de desplazamiento con las Notarías, Gestorías, Tasadores, Registros de la Propiedad, inmobiliarias y particulares). Se trata, por tanto, de un centro de digitalización, gestión y firma de cualquier tipo de documentación que se contrata de forma externa y cuya puesta en marcha puede realizarse en cuestión de días.
