Opositar es una de las elecciones con mayor crecimiento para los graduados en Derecho. El 17 de febrero de 2022, un total de 90 notarios tomaron posesión de sus destinos en diferentes ciudades de España, lo que eleva el número de notarios a 2.786 en el país. Entre ellos, María Ángeles Picado, número 1 de la promoción de 2022, destaca la importancia de tener la capacidad de análisis y empatía, ya que al tratarse de una profesión de servicio público, las personas depositan su confianza en los notarios.

Los graduados en Derecho suelen enfocarse en oposiciones superiores que exigen un grado o titulación superior como jueces y fiscales, abogados del Estado, notarios, inspectores de Hacienda o inspectores de Trabajo. Estas opciones profesionales son mucho más demandadas frente a la tradicional vía de trabajar en un despacho de abogados. En estos casos, la disciplina es primordial para alcanzar los éxitos, por lo que es importante no rendirse. Los nervios y las inseguridades tienen que ser gestionados desde el primer momento para evitar errores durante los exámenes aunque suspender una convocatoria a lo largo de la oposición es algo muy habitual.

Para quienes se encuentren en la carrera de opositar, es fundamental entender que se trata de una carrera de fondo. Se requiere constancia, paciencia y un buen preparador para obtener el éxito deseado. Aunque los graduados en Derecho tienen una ventaja inicial, esta no es suficiente para aprobar las oposiciones. Por ello, es importante trabajar duro desde el primer día para lograr el objetivo a medio plazo.

Existen una gran variedad de oposiciones, desde las superiores más atractivas para los graduados en Derecho hasta aquellas más generales. En cualquiera de los casos, el contenido jurídico es una parte fundamental, por lo que es importante conocer la Constitución, las leyes administrativas y los temas transversales.

PERFILES DE ÉXITO

  • NOTARIA – Estabilidad y autonomía. «Merece más la pena invertir algunos años en conseguir el trabajo de nuestros sueños que pasar toda la vida en otro que no nos hace felices y que tampoco nos va a proporcionar mucha más libertad que estudiando». Esta reflexión la hace María Ángeles Picado, número 1 de la promoción de notarios de 2022, que ha dedicado siete años y nueve meses en aprobar esta dura oposición, que implica «renunciar a muchas cosas» y provoca «soledad e incomprensión». Sin embargo, las largas jornadas de estudio han compensado a esta notaria que cumple así el sueño que tiene desde niña cuando decidió qué quería ser de mayor: «Me llamó mucho la atención tanto el trabajo en sí como la estabilidad y la autonomía que lleva consigo», además de «poder ser de ayuda a través del ejercicio de mi profesión». El secreto para conseguirlo no es otro que una buena organización, en la que no pueden faltar planes de estudio que permitan avanzar el temario a buen ritmo pero también descansar, «porque el descanso es fundamental para la salud mental, y si descuidamos ésta se nos complicará mucho el aprobado». Además, «hay que aprender a gestionar los nervios y las inseguridades desde el primer momento» para tener éxito el día del examen.

 

  • REGISTRADOR – Gran ejemplo de meritocracia. Tras trabajar en el sector privado -en Gómez-Acebo & Pombo y Deutsche Bank-, Carlos Mañero decidió opositar al cuerpo de registradores de la propiedad, mercantiles y de bienes muebles de España por «la estabilidad laboral que me ofrecía, la independencia en el desempeño de mi trabajo y la posibilidad de compaginarlo con otras actividades como la docencia». Por delante, tuvo cinco años de preparación (10 horas diarias, seis días a la semana) llenos de incertidumbres ante las dudas de si el estudio iba a tener su recompensa. Lo consiguió y ahora anima a otros a que lo intenten como hizo él, ya que «son un gran ejemplo del sistema de meritocracia en nuestro país, premiando el esfuerzo individual». Además, Mañero explica que «aquellos que se planteen opositar pueden tener la tranquilidad de que no van a recorrer este camino solos ya que el Colegio de Registradores de España pone a su disposición un equipo de preparadores, así como apoyos económicos a través de la Fundación Registral para garantizar que cualquier graduado en Derecho pueda superar el proceso con éxito, con independencia de sus circunstancias personales».

 

  • JUEZ – Profesionales con visión de 360 grados. «Un sueño hecho realidad». Así califica en su perfil de LinkedIn Carlos Viader su actual destino en el gabinete técnico del Tribunal Supremo. Se autocalifica como «juez por vocación, enamorado de mi trabajo» y es que considera que esta figura es la de «un profesional con una visión 360 grados del derecho que tiene una posibilidad real de marcar una verdadera diferencia en la vida de las personas tratando de hacer justicia». En este sentido, los amantes del derecho con vocación de servicio público tienen, para este magistrado, en esta oposición su mejor elección. Y, entre las habilidades que debe tener un buen juez, Viader subraya las de conocimiento del derecho, empatía y sentido común, pero también alta capacidad de esfuerzo y de organización, ya que las oposiciones son duras, pero la recompensa es enorme. «Supone dedicar el resto de tu vida a un trabajo maravilloso, con estabilidad profesional y económica. Y, si no apruebas, todo lo que has aprendido no caerá en saco roto. El sistema de la oposición es de tal naturaleza que te obliga a zambullirte de lleno en el derecho, a entenderlo y memorizarlo (en ese orden)», indica.

 

  • FISCAL – Vocación de servicio al ciudadano. Jaime Anta, actual juez decano de Santander, cambió la vida de Carlos Ocaña cuando, como profesor de derecho civil en la Universidad de Cantabria, le inspiró a embarcarse en estos estudios, aunque, una vez dentro de la oposición, decidió elegir fiscalía si finalmente conseguía aprobar. Lo hizo tras cuatro años de preparación en una convocatoria en la que sólo había 100 plazas. Lo más duro de la oposición de judicatura/fiscalía es, para Ocaña, «la enorme exigencia del proceso (puesto que se trata de un temario de mas de 320 temas y de tres ejercicios, dos de ellos exámenes orales en el Tribunal Supremo), unido a la competencia existente (se presentan unas 4.500 personas para unas 200-250 plazas anuales), la dureza de la preparación (hablamos de una media de 60 horas de estudio a la semana) y la incertidumbre de no saber si finalmente se logrará el objetivo final». Sin embargo, anima a repetir sus pasos a quienes tengan «auténtica vocación de servicio al ciudadano», ya que «no ha de prepararse por otras razones puesto que el ejercicio de la profesión, sobre todo en primeros destinos, es exigente, normalmente lejos del domicilio familiar y sometido a una importante carga de trabajo».

Fuente:https://www.expansion.com/juridico/actualidad-tendencias/2023/02/20/63f3a6f7468aebf1128b4682.html

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