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Innovación versus investigación. No se trata de acopiar y destinar ingentes recursos a no importa qué finalidad. Es más bien cuestión de imaginación y empeño. A los más limitados en medios siempre nos quedará la ocurrencia.
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Mi carnicero de toda la vida en el mercado central se encontraba el otro día, más que propiamente abatido, desconcertado. De un plumazo dos personas, su vecino de puesto y una cliente, le habían descolocado, trastocando su tradicional y arraigada visión del buen hacer:.
El tendero a su izquierda, también carnicero, con quien durante años había mantenido una larvada y frenética competencia por la venta en la que abiertamente él, nuestro protagonista del cuento, había siempre salido triunfador, acababa de tirar la toalla. Había cerrado su carnicería… ¡y alquilado el puesto a unos jóvenes para bar de cervezas y pescaito frito! El éxito estaba asegurado, particularmente entre turistas. Hace ya algunos años otros puestos habían hecho lo mismo y les iba de maravilla. Dado que ambos puestos se encuentran en ángulo recto, ocurría además que el agolpamiento de clientes bebiendo cerveza junto a su carnicería le dificulta la venta…
Hacía ya varias semanas que una cliente de toda la vida, una ama de casa extranjera residente en la zona, se encontraba «missing». Se preguntaba qué habría podido provocar su pérdida como cliente. Cierto día, muy contenta y jovial ella, reapareció. Nuestro tendero, no pudiendo aguantarse, le inquirió sobre su deserción. Fácil. Llevaba ya cerca de un año perfeccionando un prototipo de dispositivo que permitía a las mujeres orinar de pie, sin necesidad de sentarse en la taza del inodoro en lugares públicos; ligero de peso, desechable, fácil de uso y susceptible de llevar en el bolso. Lo había patentado y publicitado en internet hacía varias semanas y desde entonces no habían parado de lloverle los pedidos. Su marido y ella se encontraban desbordados…
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Joaquin Martin de Consuegra | 24/02/2016
Las personas con una discapacidad motora se encuentra a diario con una serie de barreras arquitectónicas que les dificultan, innecesariamente, su vida normal. Cosas tan aparentemente sencillas como subir un simple bordillo pueden suponer un reto y un esfuerzo considerable si te desplazas en silla de ruedas.
Lo de subir y bajar unas escaleras se convierte, directamente, en un reto imposible sin la ayuda de alguien. Por suerte, siempre hay gente trabajando y dándole vueltas a formas de solucionar estos problemas.
En Japón, tienen un sistema para poder utilizar las escaleras eléctricas con silla de ruedas que, esperemos, no tarden mucho en importar otros países. En Suiza, unos chicos idearon una silla que es capaz de subir escalones. Nos son los únicos ejemplos, pero sí son suficientes para demostrar que hay muchas maneras de dar solución a un mismo problema.
Hoy os traemos las imágenes de un bar que se ha ganado nuestra admiración por convertirse en un lugar accesible para todo el mundo. Como no tenían suficiente espacio para instalar una rampa han optado por colocar unas peculiares escaleras que se transforman, rápidamente, para permitir el acceso de una silla de ruedas. Una idea genial de la que esperamos tomen nota todos los demás locales.
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Fuente: lavozdelmuro.net
