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A Rusia o Arabia Saudí, los desheredados sirios, ¿pueden / quieren ir? ¿Y a España? ¿Por qué? Las guerras ofrecen oportunidades a sus actores, a sus instigadores, también a terceros… Quien aprovecha sus ventajas, eso gana para sí.
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España, por circunstancias múltiples y entre sí no conexas, en gran medida desperdició el boom económico que le brindó la Gran Guerra -la I GM-.
Un millón y medio de refugiados sirios en Turquía; otro millón largo repartido entre Líbano y Jordania y cerca de otros dos buscando desesperadamente en Europa un país en el que poder vivir… Pero no a todo el mundo por igual. Que se sepa, no hay oferta de acogida de refugiados por parte de los EE.UU. Ni tampoco los que de Arabia Saudí, misma lengua, misma religión que muchos de los sirios del exilio provocado por la guerra civil. También estamos a la espera de saber qué piensan hacer los nuevos ricos de los Emiratos del Golfo tan atareados en organizar campeonatos de fútbol mientras millones de «hermanos» suyos de religión y lengua han sido arrojados a las puertas del Infierno por decisiones políticas de las que ahora nadie parece acordarse. Esta tragedia tiene culpables. Unos más que otros, pero también los que se lavan las manos. (Fermín Bocos, Europa Press)
Alemania apuesta decididamente por estos jóvenes sirios -verdadera élite del mundo árabe– como mejor opción a su alcance para el apuntalamiento de su bienestar: ¡ saber perder para poder ganar !
- Ciertamente nadie puede asegurar que sea la mejor opción, que salga bien. ¿Entonces?
De contrario, ¿seguro que, «ceteris paribus«, tu particular apuesta de futuro habría de resultar más exitosa?
Claro que acaso nuestro declive económico -y cultural, tanto da porque van parejos- sea a estas alturas ya irremediable (cfr. «Los godos del emperador Valente», PEREZ-REVERTE).
- En cualquier caso, el egoismo cortoplacista, la eterna indecisión, disparidad o fluctuación de criterio, una verdadera desgracia para quien los sufre.
BLOOMBERG -17/09/2015
Anas Al-Asadi es uno de los primeros sirios en llegar a Alemania. Tras unos días en la mayor economía de Europa, este refugiado ya tiene un empleo en un centro comunitario para jóvenes de propiedad municipal de la población de Pfungstadt, cerca de Frankfurt. Su salario es de un euro la hora a cambio de realizar ciertas tareas básicas para ayudar a los dirigentes de ese centro municipal.
Según publica el portal financiero Bloomberg, Al-Asadi era abogado en Siria, un joven de 26 años, cualificado y con ganas de trabajar: «El trabajo que está realizando no supone un reto para una persona que era abogado en su país, y hablando claro, no está bien pagado», aseguran desde el medio estadounidense.
Estos datos son duros, pero lo cierto es que este trabajo quizá sea sólo un empleo transitorio para Al-Asadi. Según explican fuentes alemanas, estos primeros refugiados no tienen aún papeles para trabajar en una empresa privada con un contrato legal. Hay tener en cuenta que en Alemania el salario mínimo para cualquier trabajador legal (sea cual sea su nacionalidad) es de 8,5 euros la hora.
«Estoy sentado aquí, duermo aquí, como aquí y no hacia mucho, me decidí a preguntar si podría hacer algo». El programa que se está llevando a cabo en este pueblo de Alemania, empleo por ahora a 15 personas y ha suscitado la curiosidad de otras ciudades germanas que están acogiendo refugiados y esperan recibir muchos más.
Los alemanes, lejos de ver a los refugiados como un problema, ven su llegada como una oportunidad para subsanar las crecientes deficiencias de su mercado laboral, centradas en la falta de población en edad de trabajar. Son varios los economistas y expertos alemanes que han asegurado que la llegada de estos sirios puede ser la salvación del Estado de Bienestar germano.
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