El Consejo General de Notarios organiza una jornada para incentivar en los estudiantes de institutos la labor que se realiza en estos despachos

Los alumnos atienden las explicaciones que les ofrece la notario Margarita Cano.

María Victoria Mellado, Pablo González y Jesús Madroñal en rara ocasión habían pisado una notaría. Los tres estudiantes de Bachillerato tenían un conocimiento muy escaso sobre la labor que realizan estos funcionarios públicos. «Sabía que aquí se venía a firmar documentos, pero poco más», afirma Mellado, alumna del IES Tartessos, en Camas. Esta joven reconoce que tiene inquietud por trabajar en un futuro en un despacho de estas características. Un deseo que se vio incentivado ayer tras asistir -junto a otros dos estudiantes del Colegio Sagrada Familia de Urgel- a la jornada Notario por un día que organiza el Consejo General del Notariado y que se desarrolló en el despacho de Margarita Cano, situado en pleno centro de la ciudad.

Esta actividad, con la que se pretende acercar la labor que realizan los notarios a la sociedad e incentivar en los estudiantes esta profesión, comenzó a las diez de la mañana. En poco más de una hora los tres estudiantes ya tenían un conocimiento bastante amplio de lo que se hace en una notaría. «No sólo es una firma, sino que previamente se lleva a cabo una labor compleja y amplia de documentación y asesoramiento», refiere la titular de este despacho.

LA FIGURA DEL FEDATARIO ESTÁ VALORADA Y RESPETADA, PERO NO ES DEL TODO BIEN CONOCIDA»LA MEDIACIÓN ES UNA DE LAS FUNCIONES QUE MÁS INTERÉS DESPERTARON ENTRE LOS ESTUDIANTES

«La disponibilidad permanente para el público» es uno de los aspectos que más le ha llamado la atención al joven Pablo González. «Me ha sorprendido la cantidad de funciones que se desempeñan en una notaría», añade el estudiante, a quien se le ha pasado por la cabeza ser notario, una posibilidad que ayer ganó peso tras esta experiencia.

Otra de la condiciones que sí conocían para desempeñar esta función son las duras oposiciones que hay que prepararse. Unas pruebas que a muchos hace desistir de decantarse por esta profesión, aunque Jesús Madroñal las concibe de otra manera: «Me las planteo como un reto que tendré que superar en la vida».

La mañana en la notaría discurre entre las explicaciones de Margarita Cano y las de los oficiales que trabajan en su despacho. Más tarde llegarán las firmas, «que se acumulan a última hora», detalla esta fedataria. Mientras, van aprendiendo diversos aspectos de la profesión. «Aunque parezca que es una actividad muy administrativa y árida, resulta muy creativa, pues te enfrentas a situaciones dispares y prestas servicio a gente muy diversa, lo que te abre mucho la mente. No nos ceñimos a un trámite burocrático, como piensa la mayor parte de los ciudadanos», asevera Cano.

Los tres jóvenes atienden las explicaciones que les aporta la notario en la sala de firmas, una habitación diáfana, donde sólo hay colocado un cuadro de gran variedad cromática. La mesa alargada y las sillas que rodean su perímetro es el mobiliario común de todos los despachos notariales. El asunto de las oposiciones despierta el interés de estos adolescentes. La notario emplea un símil deportivo para que entiendan mejor cómo son estas pruebas: «A nosotros nos ocurre como a los atletas olímpicos, que requieren de un entrenamiento muy duro para alcanzar el triunfo. Un logro que sólo se consigue con el esfuerzo y el sacrificio diarios», detalla Cano.

En el rostro de los estudiantes se atisba la ilusión por una profesión que califican de «muy enriquecedora». «Creo que es un trabajo en el que se aprende mucho en el día a día por la cantidad de casos que se tratan», advierte la joven Mellado.

«Cuando alguien se prepara las oposiciones a notario se acaba convirtiendo en un gran profesional del Derecho. En ese proceso somos capaces de aprender más de lo que nunca nos hubiéramos imaginado. Un conocimiento que no se detiene ahí, sino que se incrementa cuando la profesión se ejerce por la variedad de funciones que ejercemos, desde la mediación para evitar que un caso llegue a los tribunales, el asesoramiento, el emprendimiento y ahora las bodas y divorcios», incide Cano, para quien la figura del notario «está bien valorada y respetada por la ciudadanía española, pero no es bien conocida, de ahí la necesidad de estas jornadas».

Una de las funciones que más interesan a los estudiantes es la mediación, «el hecho de que un notario, a diferencia de un abogado, no se ponga de parte de nadie, sino que busque una solución intermedia a situaciones complejas, muchas veces a nivel familiar», subraya el joven González. Lo de las bodas y divorcios, ya no tanto: «En este despacho atendemos más divorcios que bodas», apunta Cano. Las notarías son el pulso de la vida.

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