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¿Por qué si todo son ventajas, las empresas en España aún no usan la mediación?

Que la mediación no triunfaría -a corto plazo- en España muchos lo habían anunciado. Hay quienes piensan que se trata de una simple cuestión de atraso de mentalidad y por ende económica. Nuestra opinión la hemos expresado ya en otra entrada (pinchar aquí).

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MADRID, 14 de FEBRERO de 2014 – LAWYERPRESS

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Por Beatriz Rodriguez de la Flor de Marcos – Mediadora Mercantil y directora gerente de bdrandmed.com y Fernando Rodriguez Prieto – Mediador y patrono de la fundación Signum

 

El pasado 23 de Enero el CIAMEN, Centro Internacional de Arbitraje, Mediación y Negociación, organizó un Seminario de titulado “La Mediación entre empresas». El ponente y coautor de este artículo, Fernando Rodriguez Prieto, notario, mediador y patrono de la Fundación Notarial SIGNUM, planteó su exposición, que reseñamos aquí, en torno a esta pregunta: ¿Por qué las empresas en España no usan la mediación?
Para responder resultan útiles los estudios realizados en otros países en los que la mediación mercantil está más extendida, y comprobar cual ha sido en ellos la evolución de su uso. Y desde el mundo anglosajón, donde está más extendida, hasta aquellos en los que aún sólo se usa por empresas sofisticadas e innovadoras, como ciertos países centroeuropeos, el patrón de difusión siempre ha sido el mismo.
La fase de desconocimiento, recelo y hasta rechazo en que se encuentra en España ha existido de hecho en todos aquellos países. Los comienzos han sido siempre muy dificultosos. Pero las empresas, al ir descubriendo su utilidad, la utilizan cada vez más, con lo que su uso crece en progresión geométrica. Y es significativo que en ningún país haya retrocedido el uso voluntario de la mediación por las empresas.
Para superar las dificultades de sus comienzos han sido frecuentes en muchos sitios políticas públicas de impulso y difusión, y derivaciones más o menos forzosas desde los tribunales, con el objetivo de que la mediación pueda ser descubierta. Porque es verdaderamente difícil elegir esta vía desde el desconocimiento. Pero una vez conocida, aun en virtud de estas políticas de acción positiva, las empresas descubren su utilidad y empiezan a utilizarla voluntariamente.
En un estudio de febrero de 2013 de Thomas J. Stipanowich (catedrático en la Pepperdine University School of Law), basado en las encuestas de Fortune 1.000 a las mayores empresas, se muestra que en 2011 las grandes empresas que utilizaban mediación en EEUU en sus relaciones mercantiles ya eran un 83%, cuando en 1997 eran el 77%. Y sigue la tendencia creciente. Por contra, tanto la litigación como el arbitraje interno han caído allí con claridad entre esas dos fechas. Concretamente el arbitraje, desde un 85% en 1997 de uso por las grandes empresas a un 62% en 2011. Esas cifras y tendencias sólo pueden significar que encuentran utilidad en esta herramienta.
Por su parte Victoria Peto, de la escuela de negocios de la Regent´s University, realizó otro estudio en 2013 sobre el uso de la Mediación por las empresas en el Reino Unido y su impacto económico, con datos recogidos de las asesorías jurídicas de varias multinacionales, entre ellas General Electric y Nestle. Ante la pregunta sobre la utilidad que esas empresas han encontrado al usar la mediación en sus relaciones empresariales, todas consideran que ha supuesto para ellas ahorro de costes, ganancia de competitividad e incremento de su valor. Si directamente una empresa como GE calcula sus propios ahorros en varias decenas de millones de libras al año, las auditorías globales de CEDER calcularon un ahorro total para las empresas británicas gracias a su uso de la mediación de aproximadamente 1.000 millones de libras en 2007, cifra que había ya ascendido a 2.000 millones en 2012.
Tales empresas consideraban que los bufetes de abogados en el Reino Unido se habían adaptado a la mediación y otras ADRs demasiado lentamente para sus necesidades empresariales. Después de haber sido ellas renuentes hace años, en su propia fase de recelo, es curioso que sean ahora ellas las que reprochan a algunos abogados que lo sigan siendo.
Este mismo estudio también recoge los temores de algunos abogados de empresa británicos respecto a la mediación, que están ya en franca disminución. De hecho los ingresos de sus despachos jurídicos no se han reducido globalmente, aunque probablemente se han desplazado desde los bufetes menos innovadores hacia los que más rápido y mejor han sabido utilizar esos sistemas en beneficio de sus clientes.
Ese éxito de la mediación en las relaciones entre empresas fuera de España es explicable. Se trata de un proceso de resolución de disputas mucho más rápido, cómodo, barato y satisfactorio que los tradicionales. Permite encontrar mejores soluciones, mantener las relaciones de las empresas enfrentadas por la disputa, y salvaguardar la confidencialidad de asuntos delicados. Las empresas con su uso mejoran su imagen y reputación. Y todo ello se traduce, en definitiva, en mejoras de competitividad.
Pero entonces ¿Por qué si todo son ventajas, las empresas en España aún no usan la mediación?
Ellas siguen estancadas en el desconocimiento. De hecho no es un proceso fácil de comprender por quienes no han participado de forma directa en él. Por eso ese círculo vicioso de desconocimiento y no uso resulta difícil de romper. Y los prejuicios y temores se refuerzan con el miedo a lo desconocido que pueden tener muchos abogados, ejecutivos y asesores de empresa.
Respecto a los abogados, la experiencia británica demuestra lo injustificado de sus temores, pues su participación dentro de la mediación empresarial es imprescindible. Lo que necesitarán será sólo un pequeño reciclaje para aprender a desenvolverse en el proceso para ser así más útiles.
Y sólo es cuestión de tiempo que algunas empresas, las más innovadoras, se animen a probar con buenos mediadores. El proceso entonces será imparable, lo mismo que ha sido o está siendo en gran parte del mundo, incluidos los países de nuestro entorno. Y es que en un mundo cada vez más globalizado nuestras empresas no pueden permitirse el lujo de perder las ventajas competitivas que este sistema aporta. Pero para ello es necesario ofrecer a las empresas mediadores experimentados que aporten calidad, prestigio y confianza a la mediación.
El ponente, al final de su exposición, acabó contestando a una segunda pregunta: ¿tiene entonces futuro la mediación empresarial en España? Ese futuro es imparable.

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Fuente: lawyerpress.com

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