Porque ahí confluyen, y chocan, tres civilizaciones distintas, intentando cada cual expandir su zona de hegemonía. Los Balcanes siempre han sido tierra “de paso”. Por ahí entraron los turcos en Europa. Y es que la ruta natural terrestre entre Europa -Occidental y Central- y Asia pasa por los Balcanes, comenzando por Tracia, región dividida actualmente entre Bulgaria, Grecia y Turquía.

Serbia en particular está en una encrucijada entre Rusia y la Unión Europea: Rusia siempre ha pretendido hacer de ella su “marca” occidental, al estilo carolingio. Serbia formaría parte de un terreno fronterizo que operaría a modo de colchón territorial que protegería a Rusia frente al imperio enemigo (otrora, el Imperio austro-húngaro). En el fondo, lo que al zarismo interesaba era el control de los estrechos del Bósforo y de Dardanelos, con el que se podía enseñorear de todo el mar Negro y llegar hasta el Mediterráneo.

Para el imperio austro-húngaro la península balcánica (de la que ya dominaba el noroeste, Voivodina) era su zona de expansión natural. Por lo demás recelaba de los dos Estados balcánicos surgidos en 1878 (Serbia y Bulgaria) pues la existencia de un estado eslavo independiente en los Balcanes podía ser un atractivo para los croatas y eslovenos, sometidos a los Habsburgo. Si a ello se añade las sempiternas tensiones territoriales de Serbia con Bulgaria (Segunda Guerra de los Balcanes), su archi demostrada capacidad para la discordia -interna- y su asimismo siempre latente nacionalismo (la “Gran Serbia”) etno-religioso, que arrancando de Karadjordje (su levantamiento en 1804 inspiró la posterior Guerra de Independencia de Grecia) llega hasta nuestros días (Guerras Yugoslavas), la tragedia está servida.


1.- IRRENDENTISMO SERBIO

La Gran Serbia tendría para los que la anhelan dos formas diversas de ser entendida:

  • Para unos, se trataría de lograr unir en un solo estado a todos los serbios, incluyendo a las regiones donde los serbios son una minoría más o menos significativa.
  • Para otros, se trataría de unir a los pueblos eslavos del Sur (Yugoslavia) bajo la égida de Serbia, quien sería la cabeza y líder de esa unión.

La Gran Serbia es un sentimiento que entronca históricamente con la dinastía medieval serbia Nemanjić (fundada por Estefan Nemanja) y el subsiguiente Imperio serbio. Todavía luego vendría “la Serbia del Morava”, en tiempos del zar Lazar. ¡ Tiempos de gloria! Aquello, visto con perspectiva temporal, fue flor de un día.

Tras expandir sus fronteras a costa de sus vecinos, tras arrancar penosamente algunos trozos al Imperio búlgaro y también al bizantino, del que terminaría independizándose… al poco Serbia sucumbió a manos del nuevo poder emergente en la región, el Imperio Otomano. La batalla de Kosovo (1389) acabaría para siempre con el espejismo del poderío serbio en la zona. Nunca más ha vuelto a ser potencia de primer orden.

2.- ENTRE DOS AMORES -Rusia y EU- y LA DISCORDIA

Más allá de su nominal republicanismo, en Serbia entre Karadjordjević y Obrenović siempre ha andado el juego. Los Karadjordjević eran rusófilos; y los Obrenović en cambio austrófilos.

El primer levantamiento serbio contra los turcos lo lideró, en 1804, un Karadjordje. En cambio, la segunda insurrección Serbia contra los turcos fue encabezada por un Obrenović.

El último rey Obrenović (Alexandro) murió asesinado en 1903. No se instauró una república, sino un cambio de dinastía. Ahora reinaría un Karadjordjević (Pedro), más proclive que la anterior dinastía -a la fuerza ahorcan- al constitucionalismo. Alexandro no fue el único Obrenovic asesinado. Ya en 1868 el también rey Miguel (Mihailo III) Obrenovic había muerto asesinado a tiros. La rivalidad, el odio, entre Obrenovic y Karadjordjević venía de lejos. Karadjordje fue asesinado por orden del primer Obrenović.

3.- Turquía, EL TERCERO EN ACCIÓN.

Serbia nunca ha terminado de liberarse de la influencia otomana: Kosovo es musulmán; y Novi Pazar es la capital cultural de los muchos musulmanes serbios. Turquía nunca abandonará a su suerte a “su” -por etnia y/o religión- gente.

Serbia alcanzó formalmente reconocimiento como estado independiente cuando se encontraba ya muy avanzado el desmoronamiento del Imperio Turco, tras el Congreso de Berlín de 1878. Solo en 1882 fue proclamado el reino de Serbia (antes, desde 1815 hasta 1882, solo había existido El Principado de Serbia, fundado tras la Segunda Insurrección).

Ello motivó que durante tres décadas, después del Congreso de Berlín (1878-1912), los serbios fueran perseguidos sistemáticamente, forzando su desplazamiento -incluso exilio- por los turcos en los territorios aún bajo su control. Aproximadamente 400 mil serbios dejaron Kosovo, lo cual provocó el más terrible cambio étnico en la región, dando paso a la mayoría albanesa e iniciando otro proceso de larga duración, de perfil étnico que tendrá manifestaciones explosivas a lo largo de todo el siglo XX y aún no termina en los primeros años del XXI.
Llovía sobre mojado. Ya antes, aproximadamente en 1690 y 1737, habían tenido lugar dos grandes migraciones de serbios del imperio otomano a la Monarquía Habsburgo de Austria-Hungría, a raíz de la retirada de los Habsburgo de territorios otomanos ocupados en los Balcanes en sendas guerras austro-turcas.

Por todo eso hay serbios en la actual Hungría, Croacia y en Eslovaquia (Komarno). Por eso apenas hay serbios en el actual Kosovo.

4.- KOSOVO

Ejemplifica a la perfección la extrema dificultad, rayana en la imposibilidad, de una convivencia entre cristianos y musulmanes, siendo que ambas religiones alcanzan notable arraigo entre la población.

La historia de los ataques al patrimonio artístico de todos es siempre la misma. Sea el caso de la Iglesia de Nuestra Señora de Ljeviš, una iglesia ortodoxa serbia del siglo XII en la ciudad de Prizren, (Kosovo) que es Patrimonio de la Humanidad. Fue convertida en mezquita durante el Imperio otomano y luego devuelta a la iglesia ortodoxa a principios del siglo XX. Fue quemada por albaneses en 2004.

Kosovo, aun siendo musulmán, es IRRENUNCIABLE para un serbio (ortodoxo): Porque allí se forjó su país, porque allí tuvo lugar la memorable batalla de Kosovo en 1389 en la que el príncipe -zar- serbio Lazar murió. La Iglesia ortodoxa serbia lo venera como mártir y santo. Es figura principal en la historia, cultura y tradición de Serbia. Así se entiende que Slobodan Milošević pronunciara allí, en junio de 1989, ante el Gazimestán (monumento conmemorativo de la batalla, erigido en 1953), su conocido discurso premonitorio de las guerras yugoslavas que pronto habrían de comenzar. Y es que la discriminación contra los serbios (a raíz de una exacerbación del nacionalismo albanés) por las fuerzas policiales -predominantemente de etnia albanesa- de la provincia y el gobierno local, quizás también un empeoramiento de la economía, ya había conducido a gran número de serbios a abandonar la zona tras la muerte de Tito en 1980.

 En Kosovo se encuentra también el monasterio de Dečani. mausoleo del también rey de Serbia y santo (aunque más que bondadoso, solo fue extremadamente religioso) Stefan Dečanski (Stefan III, que ordenó su construcción a mediados del siglo XIV. Por todo eso nunca Serbia reconocerá la independencia de Kosovo.
Y si para ello tuvieran que recurrir a expulsar a los musulmanes, lo harían (la historia reciente así lo atestigua) … al fin y al cabo, es lo que ellos ya antes les hicieron a los serbios.

Y por eso Serbia está agradecida a Rusia, que tampoco reconoce la independencia de Kosovo. Todo lo contrario de lo que hizo EEUU, el gran “enemigo” de Serbia: en tiempos de debilidad soviética tramó las guerras yugoslavas, a fin de mermar la influencia rusa en la zona, aprovechando su debilidad -la de Rusia- tras la caída del Muro de Berlín.


5.- INESTABILIDAD ENTRE VECINOS EN LOS BALCANES

El rey Petar I de Serbia, en alianza con Bulgaria, Rumania y Grecia, inició la guerra de liberación, llamada la I Guerra Balcánica, en 1912. Turquía resultó finalmente expulsada no solamente de Serbia sino de toda la península balcánica. Sin embargo, Bulgaria, no contenta con verse sido liberada del yugo otomán, intentó redibujar su frontera con Serbia. La atacó con toda su fuerza en 1913. Empezaba la II Guerra Balcánica. Al final resultó ganada por Serbia, por la abierta ayuda militar de ingleses y franceses. Más intereses sobre el terreno.

6.- SERBIA SE APOYA EN RUSIA.

Desde su nacimiento como estado independiente la política de Serbia se ha visto polarizada en dos corrientes: la de los austrófilos y la de los rusófilos.

6.1.– Su primer periodo fue austrófilo, caracterizado por la dependencia económica y política del Imperio austrohúngaro y regido por la dinastía Obrenović. Duró hasta 1903. Los Obrenović admiraban la cultura europea occidental y sostenían que el desarrollo de Serbia requería un acercamiento al Imperio austrohúngaro, que detendría el avance ruso en los Balcanes. Se agruparon en torno al Partido Progresista.

6.2.– Tras el correspondiente asesinato, en 1903 se impone una nueva dinastía, la Karađorđević. Los Karađorđević se apoyaban en el Partido Radical, muy influido por anarquistas y socialistas rusos, teóricos representantes de los intereses de los campesinos. Sentían que su pasado y sus intereses vinculaban a Serbia inexorablemente con su gran Madre Rusia (todavía en la actualidad su dependencia energética es absoluta). Los Karađorđević acercaron Serbia a Rusia, lo que condujo a un cada vez más pronunciado enfrentamiento con Viena. El país se desarrolla pero también se endeuda peligrosamente. Pero lo que es peor, una irreflexiva política de apoyo al nacionalismo irredentista terminará conduciendo al país a la Primera Guerra Mundial.

Vencer en la I Guerra Mundial no liberó a Serbia de su dramático sino: ¿y ahora qué? ¿Independencia de Austria y ya está?

7.- EL RESULTADO, UNA CONMIXTION IMPOSIBLE

Musulmanes, católicos y ortodoxos juntos pasan a formar el nuevo reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos a finales de 1918. No sabiendo muy bien qué hacer con la zona (tal era el magma de intereses que convergían en ella), los triunfadores en la Gran Guerra irresponsablemente deciden mezclar lo que ya entonces abiertamente, tras el paso -y permanencia de facto, cultural- de los turcos por la región, se sabía una mezcolanza imposible: Serbia resulta unida al Reino de Montenegro y al “totum revolutum” de territorios de mayoría eslava del sur del Imperio austrohúngaro disuelto.

En 1918 Serbia desaparece como nación independiente y en su lugar renacía, deconstruida, ¡“otra” Gran Serbia!
Serbia, constituida en una especie de Piamonte, pasaba ahora a agrupar bajo su tutela a todos los eslavos del sur. No era sin embargo lo mismo. Cualquier observador imparcial sabía que aquello no terminaría bien. A menor escala, el despropósito tuvo lugar ya antes por toda Europa. Hasta el punto de que resulta difícil poner la mano por el futuro de estado alguno:

  •  Si algún día se llega a superar tanto la «Kleinstaaterei» -fragmentación territorial- europea, surgida de Westfalia (1648), como los desaforados nacionalismos de corto alcance – los provincianos-, acaso entonces los actuales estados queden reducidos a meras autonomías (poderes de segundo orden), unidades políticas descentralizadas para mejor gestión de los intereses -económicos y de otro orden- de TODOS.
  •  Niza, Istria… Cavour, Mazzini, Garibaldi, Víctor Manuel, entre todos inventaron un país, unido solo por su deseo de independizarse de terceros. Pero luego, ¿qué? Nunca Italia ha logrado cohesionar territorios culturalmente tan disímiles. Sicilia sigue teniendo identidad propia. Y también Nápoles. El Norte de Italia es a su vez un heterogéneo conglomerado de ciudades-estado, en algunas de las cuales la influencia austríaca aún es manifiesta (como históricamente le ocurriera a la norteña Voivodina, hoy parte de Serbia).

8.- LASCIATE OGNI SPERANZA

Abandonad toda esperanza. La idea de revivir la Gran Serbia carece de la más mínima viabilidad:

  • La primera insurgencia, protagonizada por Karadjordje, terminó siendo derrotada por unidades otomanas integradas principalmente por albaneses y musulmanes bosnios. ¡ Serbios contra serbios !

  • En Montenegro más del 20% de su población es musulmana. En Macedonia el porcentaje alcanza al 30%. En Bosnia Herzegovina la población musulmana es mayoritaria.
  • La época de las deportaciones o desplazamientos masivos de población, de los pogromos y exilios o confinamientos forzados, tan frecuentes en época de Hitler o Stalin, y ya antes (a principios del s. XX) o durante el Medievo, son hoy, en plena Europa, poco probables. Salvo que esté implicada una potencia hegemónica (Ucrania, campos de reeducación donde internan a los musulmanes uigures en la provincia china de Sinkiang).

No cabe descartar nada. Todo es cuestión de fuerza, revestida de legalidad. A medida que avanza la guerra en Ucrania, cada vez veo más claro que la Unión Europea pagará su reconstrucción. Y que los EEUU e Inglaterra serán los grandes beneficiados del inmenso negocio que a la finalización del conflicto florecerá en la región. Será entonces el momento de integrar a la misma Rusia en la prosperidad económica del bloque occidental (en Rusia, salvo en Moscú y San Petersburgo -en realidad, dos ciudades plenamente europeas-, no se vive en lugar alguno). Todo ello si la soberbia rusa y los intereses económicos y geoestratégicos de China lo llegan a permitir.

Fuente: blog.notin.es

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